No mezclar peras con manzanas es una expresión castrante. Es invitar a enfocarse en una sola cosa que aunque se parezca a la otra no es lo mismo.
En el caso de las frutas tiene una aplicación correcta. En el caso de los procesos creativos tiene cero valor.
La creatividad surge justamente de mezclar peras con manzanas... y con frutillas, sandías, uvas y lo que cada uno quiera. Agregarle sal o pimienta por ejemplo, aunque parezca muy radical no debiera asustarnos tampoco.
Lo importante en realidad es combinar experiencias, combinar observaciones y opiniones. De todo ello sólo pueden surgir cosas buenas. La idea de abrir la mente en este aspecto es aplicable no sólo a la creatividad como producto artístico o publicitario.
Siempre en la vida los que se destacan son los creativos independiente del ámbito social en que se muevan. Un médico creativo, un abogado creativo, un ingeniero creativo... estos serán los capaces de crear oportunidades para los otros profesionales que no sean tan creativos.
La creatividad debe ser una obsesión. Debe ser el mandato. Debe ser todo.
La diversión surge justamente de atreverse a conectar puntos divergentes en apariencia. Finalmente dos puntos ubicados en distintos lugares al ser unidos forman una linea y si seguimos conectando puntos surgen figuras, formas y cuerpos. Darse cuenta de la relación que hay entre las cosas permite conectar todo.
Por eso quiero mezclar siempre peras con manzanas y meter aquí adentro de todo, porque todo me va a servir.
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