Una dura realidad deberá enfrentar el mundo publicitario en Chile luego del terremoto que azotó el país el 27 de febrero recién pasado.
Superada la crisis del 2008 y 2009, se proyectaba un año 2010 muy promisorio para la industria alimentado por dos hechos trascendentales para Chile: Su presencia en un mundial de fútbol con un equipo que crea grandes esperanzas y la celebración del bicentenario. Ambos hechos están fuertemente ligados al mundo del consumo y al mundo del marketing.
Por otro lado el fin de la crisis, la renovación política y el hecho de que este año se vaya a realizar la campaña de Teletón (suspendida el 2009 por elecciones), pintaban un escenario increíble para la industria.
Todo esto hasta que el 27 de febrero a las 3:44 AM, un terremoto grado 8.8 azotara el país dejando tras de sí la desolación, angustia, rabia e impotencia de un país que se muestra al mundo con todas sus debilidades.
Sin profundizar en este último tema (que será analizado sin duda mejor por sociólogos que por publicistas), hoy recibo llamadas de clientes anunciando suspensión o postergación de campañas, cambios de prioridades, con problemas de producción (por problemas de infraestructura o personal damnificado), con problemas de distribución (el país está cortado prácticamente en dos), con problemas de seguridad.
Se han terremoteado también los planes de clientes cuyas campañas partían en estos días hablando de un Chile ganador, de un Chile que va a Sudáfrica, de un Chile que ha superado la crisis y consolida su crecimiento en la región. Campañas que hablan de renovación de bienes que hoy no existen, etc.
Se han terremoteado oficinas de agencias y clientes en ciudad empresarial. Afortunadamente solo unas pocas pero importantes.
Todo está hoy en suspensión, criogenizado, a la espera de que sepamos de verdad, que está pasando en este país.
Algunas improvisadas campañas han aparecido (una con buen gusto y otras no tanto) mandando mensajes de apoyo, de confianza, de ofertas o de RSE: Las marcas no pueden dormirse aún en momentos como este.
Ese es hoy nuestro desafío. Las marcas también deben mostrase en este nuevo escenario, deben estar cerca de sus consumidores en las buenas y en las malas. Como un amigo, como un aliado. No pueden desaparecer solo porque el consumidor no puede adquirirlas.
Las marcas deben hablar desde el dolor, desde la esperanza pero con tino y sentido de oportunidad y a eso no estamos acostumbrados. Menos cuando tenemos la responsabilidad de levantar una industria que acarrea dos años de impacto económico mundial.
Chile se levantará sin duda. Pero los planes no pueden mantenerse. Estamos en un momento de revisión, de análisis y de reformulación. Todo será distinto de cómo habíamos planeado puesto que las personas hoy sufren y el país entero está sacudido por un terremoto que no ha terminado aún.